lunes, 23 de diciembre de 2013

El Valle Sagrado de Tepoztlán: el espíritu florece en las montañas

  • Una espectacular geología, repleta de hermosas y misteriosas irregularidades, hace de Tepoztlán un espacio particularmente fértil para el misticismo.

El Valle Sagrado de Tepoztlán: el espíritu florece en las montañas / 
Cuando ando cansada y triste me basta mirar a los cerros que nos rodean.
Les hablo y me contestan y ahí vamos pasando el día ellos y yo.
Y me subo a la azotea y le grito a los cerros que nos ayuden a defenderlo,
que no nos dejen solos, y por fin ellos me contestan.
Anónimo


Tepoztlán es un pueblo sagrado. Lo anterior puede concluirse a simple vista, aún si se desconoce la basta tradición mística del lugar. De entre sus cadenas de montañas peñascosas, emanan secretos fácilmente perceptibles, y tal vez ello justifica la hipnosis que generan, invitando inevitablemente a la contemplación. Además, hay algo en su clima, en el ambiente, que abraza una atmósfera particular, representando una cultura milenaria, un linaje.
La extasiante geología del lugar se debe, en parte, a que Tepoztlán se encuentra en una zona llamada de transición: aquí convergen las fronteras del Eje Volcánico y la Depresión de Balsas. Además, es una zona límite de dos regiones biogeográficas de América, la Zona Tropical Neoártica (la cual se extiende hasta Canadá) y la Neotropical, que da inicio a Centroamérica.
Entre sus emblemáticas elevaciones, se encuentra el cerro del Tepozteco, en cuya punta fue edificada una pirámide en honor al “señor de este lugar”. Según la  leyenda:
Una doncella hizo caso omiso de los peligrosos aires que atraviesan la montaña, los cuales terminarían por preñarla; avergonzada su familia, intentarían, sin éxito, deshacerse del fruto de aquel encuentro. Finalmente una pareja de ancianos adopta al infante, quien una vez joven daría muerte a una serpiente que devoraba humanos. Este niño, el Tepozteco, vive para siempre en la pirámide; él es hijo de los dioses, y fue concebido a través de una virgen.
Uno de los más perseverantes estudiosos esotéricos de la zona, Daniel Ruzo, asegura que este lugar, Tepoztlán y sus montañas, fue el único sitio que libró el legendario diluvio. También advierte que el lugar guarda entre sus montañas múltiples mensajes, de inimaginable valor, que aún aguardan a ser descifrados.
Actualmente los habitantes nativos de este lugar son considerados entre los más aguerridos de México; tal vez debido al arraigo por la defensa a su valle y montañas sagradas. De hecho, Emiliano Zapata, uno de los revolucionarios más admirado alrededor del mundo, halló en esta tierra, próxima a su lugar de nacimiento, una fuente de combatientes férreos que le acompañaron durante su lucha.
Pero peculiar belleza del lugar, incluso aunada a su riqueza mitológica, no basta para justificar por qué este lugar se ha convertido en uno de los centros predilectos de magia y misticismo dentro de México. Seguramente la respuesta la guardan  sus montañas. Por eso, para entender qué es lo que sucede en Tepoztlán, es necesario visitarlo y simplemente contemplar, en silencio, el paisaje.
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